jueves, 25 de abril de 2013

Los insectos son la clave (LISLC)

En pláticas adivino de pronto 
el simbolismo, ése que siempre 
entra hasta tu cocina sin hacer ruido 
y que está en cada hecho que 
prefieres omitir.
La pluma; tu herramienta, la premonición 
femenina; la mujer de belleza tosca, 
apellidos; sus apellidos.

Eres y serás responsable de cada tirano 
y de cada mesías.
Yo también estuve encantado contigo, 
enamorado de los climas perfectos 
que creabas y de todos tus axiomas.
Pero prefiero no fumar, yo ya dejé ese 
chupón simbólico.

La poesía nos protege, su aroma nos guía.
Y a la fecha recordé que mi más grande 
secreto sigue siendo el mismo.
Las luciérnagas son carnívoras y los insectos son la clave.



-Alejandro

sábado, 20 de abril de 2013

El útero de la abundancia

Que morir no duele, te han dicho siempre.
Que los aplausos sean genuinos como aleteos
de parvadas matutinas sobre tu cabeza.
Que llevé mis ocho virginidades con tal de
tener un gramo tuyo.

Nunca lo supiste, pero dejaste caer tu nombre
a propósito con tal de curar todos los males
de la psique. Puesto que cuando naciste
tu gente tomó tu Yo y lo lanzó muy lejos con el
reto anejo de que lo encontrases a través de los
anales de tu vida, y más tarde, encontrarte y así
por fin liberarte. ¡Qué maravilla!

Sin coros preguntas cuántos fotones chocan contra
tu alma. Qué bellos cisnes sobre el lago que pisas
y, sierras filosas, todos van muriendo en hileras
para alimentarte. A ti y a los anillos de humo
que produces mientras te fumas al universo vacío.

Y recuerdas tus vidas pasadas, y recuerdas tus
vidas futuras. Y recuerdas este par de ojos.
Y cualquier mantra es poderoso mientras lo digas tú.

Y hoy todos los niños son Lamas.
Soy el útero de la abundancia.


-Alejandro

miércoles, 10 de abril de 2013

Teoría del encanto

La humanidad tan inmersa, 
cada quien en su papel, sin sospechar 
del gran frío que se aproxima a la Tierra 
a toda velocidad.
Con un viento que echará volando a 
todos esos papeles.

Pero tú, criatura maravillosa que vives
la teoría del encanto en el recuerdo 

de tu jardín sepia, aquél de girasoles 
que rosaba tus yemas. Tú nisiquiera
vives aquí, tu mundo está más lejos 
de este plano.

Algo buscas en la pared sin descanso, 
esas formas que te castigan la imaginación. 
Te hablan personas que te ven muy grande,
personas que te ven muy pequeño e incluso 
te hablan, en este momento, los que no te ven siquiera.

Testigo de cada personaje, historia fallida de la 
humanidad, desde Omeka hasta Colón, 
Asis, Mozart, Joseph, Apolonio, Zaratustra, Ra-ta-Bin,
Bonaparte, Platón, Siddhartha, todas 
las almas perdidas pero también todos los maestros, 
música sin instrumentos fluye y tiene aroma. 
Cada maestro que asciende,
¿Por qué los ves? te cuestionas, hermosa criatura.

Viene el silencio y de pronto esa sospecha 
que siempre te caracteriza, la música va 
en reversa, ¿qué pasa? preguntas riendo 
pequeña criatura, indagas en medio de un 
plano dorado en su atmósfera, comienzas 
a dudar del suelo y entonces recuerdas todo.
Un insignificante tren y tú dentro, choque y 
fe de erratas en sus accidentes.

Luego tantos insectos, imposible de creer, 
y te ves, el único ángel en ese espacio, los 
átomos ya no te poseen.
Veneras al pensamiento y ahora gustoso 
aceptas la verdad cronológica.
Has muerto.

Quieres volver, esta vez más sabio, más 
fuerte y más humilde, copulación te 
da paso, luz para atravesar el cuerpo físico, 
invadir y conquistar este plano de subconciencia. 

La música ya no va en reversa, lloras pero 
en un tono que no irrita a las manos que te reciben.
Año dosmil cuarenta y dos y ahora te toca 
reconstruir la música de otros niveles, naces atrapado en el sonido.
Estrella te llaman, hermosa criatura.
Has renacido.


-Alejandro

sábado, 6 de abril de 2013

Isómeros

La triste paciencia para reforzar tu identidad 
usando mentiras virtuales.
Tu pasado mortal resuena a tu pasado inmortal.
Y yo desde la Atlantia 
voy desahogándome... despacio... por cada poema 
que se escribe en el mundo.

Los bordes de tus uñas te delatan, cabos litorales atestiguan 
el gran proceso.
El clima nos gritaba cada semana con sus 
cambios abruptos, era surrealismo puro 
pero la gente sólo se quejaba sin darse 
cuenta del llamado, escuchando canciones 
que nisiquiera saben que existes.

Mi conciencia diferida dos segundos, de modo que, 
para cuando me percataba de mí, 
ya eran dos segundos tarde.
El clima diferido dos segundos tarde, 
de modo que, para cuando enfriaba y llovía
el incendio ya había terminado en el pueblo mágico.

Y lejos viene el caballero que monta a la zebra 
y lejos viene el espíritu que monta un corcel negro 
y se desliza en el aire lanzando fuego al respirar, 
confundido con dragones.

Hoy te encuentras caminando en el desierto 
de la Sultana con dos bestias, un caballo y una cabra,
experimento genético que termina en unicornio.

Y le gritas al mundo que te has iluminado y que tu 
vida no ha sido en vano, nunca ha sido en vano.
Pero nuevamente el desierto de la Sultana te absorbe, 
hoyo negro de neocórtex. 
Hoyo blanco que engendra egos, isómeros que asustan, 
puesto que parecen algo pero no son algo.


-Alejandro