Un cangrejo se dibuja
en la noche de mis ojos
cerrados.
Tus libros del mañana
los escribes justo ahorita.
Mereces las cucarachas que
están comiendo las palabras
que flotan en ellos.
en la noche de mis ojos
cerrados.
Tus libros del mañana
los escribes justo ahorita.
Mereces las cucarachas que
están comiendo las palabras
que flotan en ellos.
Ya ves que no sirvieron
tantos cantos, ni coros
mentales invertidos
en causas perdidas de tus
amores obsoletos.
Ya ves de tus romances
pendientes, interrumpidos
por la edad y la geografía,
sólo quedó un holograma.
Quiero tu ubicación exacta
y luego pienso que el
suicidio de Waldo es
contagioso pues
vino al mundo moribundo.
Ese mundo que surfea
en una de tus lágrimas.
Con más de mil corales
reforestados, la noticia
de ficción en su género.
Ya no espero la lluvia
de flores y lágrimas de plata.
Ni tampoco a las sirenas calvas
ni la sinfonía del grillo, todo
ello narrado en aquella cruel etapa.
Ya que se abran grietas,
ya que se levante la Tierra, ya me
vale verga.
No me importa que
más gente muera, que mueran
las colonias y que nazca
lo que tenga qué nacer.
Todo lo que construya
recintos para expandir
Consciencia.
Toda la corrosión de
mi ánimo está siendo
eclipsada por esta droga
que no es droga y vive
y llora en mi corona.
El eco de una risa.
Tu nueva patria está en
camino.
Voy a extrañar a los
árboles de esta nación.
Eso que quede claro,
para escribir, no se
necesitan manos.
-Alejandro