domingo, 21 de agosto de 2016

Ya no te puedo invocar

La ansiedad me descuartiza.
Donde el placer va haciendo promesas.
Escucho rumores: Que la muerte está preñada.
Que todos los escritores y músicos se van al infierno
pronunciando "también tenemos quimeras que compartir".

Compasión por el otro, supongo que
llega sólo después de haberlo odiado lo suficiente. 
Al percibir el fluír de todos los ríos 
y convertir la desventaja en bendición.

Guardo un pergamino con todo lo que soy. 
Lo que genuina y fidedignamente me describe, 
arma, compone, ensambla, estructura.

Vuelo más alto que el tiempo e imagino  que
que tú y yo partimos del mismo principio.

Maravilla femenina.
Imposible imaginarte desprovista de belleza. 
Pero también llegarás a vieja.
Con la profundidad de una mirada de cuencos 
con un temple inamovible, efecto de una vida 
de trabajo duro y piel resquebrajada.


-Alejandro