Aquí estamos. Entre paréntesis y comillas. Entre signos de exclamación.
En medio de un conjuro y de vapores hechos por el diablo más antiguo
con problemas de tabaquismo. Cuya meta es presenciar el momento
en que las estatuas conozcan las mieles del movimiento.
Regresó mi viejo amigo en forma de insomnio, tres horas de sueño lo
considero insomnio, uno que va desterrando a tu núcleo. Ahora tienen
sentido las banderas que no ondean. Me queda claro que las pequeñas
victorias no existen. No lo había entendido hasta hoy.
Recuerda no olvidar el vicio de la huida; las viejas costumbres,
pues son como una galleta de la suerte: una vez rotas nos muestran
el futuro. Nos muestran la faceta más cruda de la vida.
Incluso -en los casos más severos- nos revelan al "dios sordo"
que nos ve y sigue sin escuchar nuestras plegarias pero...
¿y quién no tiene seguidores en este mundo espía?
-Alejandro