lunes, 23 de diciembre de 2013

Mandarina

Uno de estos días voy a perder
contra mí.
Y voy a tener que escribir desde
el tope de este recipiente
que llaman corazón.

Aquí otra vez besando a la
cerveza y es en diciembre
cuando bebo más, también
debo confesar.

Aumenta mi carácter depresivo,
lo mismo que a mis uñas
cuando crecen; lo recorto
un poco. Pero no me libro
de ninguno pues todo eso es
parte mío.

No es que tenga un problema
oftalmológico es que estoy
partiendo la realidad ante
mis ojos.

La pragmática de un like
es como creer en ese
Dios bíblico tuyo.
Diecisiete semillas de
esta mandarina.
Y ya caigo. Todo un vórtice
de lo que me ocultaste, perra.

Se acaban las dudas y empiezan
los poemas.
Qué tiempos aquellos, de esa
ignorancia sabia.
"Me drogué con música toda
la noche", me dijo Saúl.
Pensándolo bien, todos somos
sicarios existenciales.

Así es la vida, si dices:
"Estoy en la verdad", estás
en la mentira y si dices:
"Estoy en la mentira", también.

Y así, entre más presupuesto, más
feliz la navidad.


-Alejandro

sábado, 7 de diciembre de 2013

Los hábitos de mi egoísmo

Haz tus abortos poesía.
Creo que no comprendiste
el simbolismo de nuestro
rencuentro aquel día,
nos vimos en una explanada
y terminamos en un panteón,
¿no  ves?, nuestra amistad
en el mismo día renació y
murió mientras yo te leía el tarot.

El único madre/padre es el
pensamiento, los demás;
usurpadores famosos.
Tienes una nueva oportunidad
cada y que respiras hondo.

Ella estaba muy decepcionada
de los humanos.
Las mismas bromas de todos
los años.

Muchas madrugadas caminé en donde,
la única salida del callejón,
eran panteones y perros furiosos
que filtraban su
rabia cuando se aproximaban.
Yo con mis audífonos,
doce años en mi precoz viaje
iniciático.
Ese pino iluminado en diciembre
que te entretiene para aguantar
todo el año.

Los camiones que yo tomo sí
permiten bebidas alcohólicas.
Este plano de existencia es
un susurro para mí.

Botellas vacías de mezcal
abandonadas en el metro subterráneo.
Me subo al camión y en cada esquina
una maravilla foránea, regresando
a casa donde los dueños de la Sierra Madre
se esconden tras su taza de café.

Tal vez no vine a ascender a esta vida,
y debo tomar la espada y morir otra vez.
Igual me equivoqué y aún
no estoy listo y debo dar mi
vida como "ejemplo".
Sin activismos inútiles, sin protestas
mediáticas, sólo tomar la espada y
buscar al hombre gris.


-Alejandro